¿Existe la diabetes emocional? ¿Cuál es el impacto del estrés en la enfermedad?
Una nueva investigación llama la atención sobre la influencia del estado psicológico en el control de la diabetes. Entender esta historia
Este es uno de los temas más controvertidos en el estudio de la diabetes. ¿Cuántas personas tienen antecedentes de haber sido diagnosticadas con la enfermedad después de una enfermedad psicológica o traumática aguda?
¿Qué es la diabetes emocional?
Se denomina diabetes emocional a la diabetes provocada por el estrés u otro aspecto psicológico.
Sin embargo, en realidad, el diagnóstico clínico de la diabetes emocional, no existe. A las personas se les diagnostica tanto la diabetes de tipo 1 como la de tipo 2.
Lo que ocurre es que los picos emocionales extremos interfieren directamente en los niveles de insulina. Y si el paciente porta alguna predisposición a la diabetes, es muy probable que la persona desarrolle la enfermedad a partir de estos episodios.
Imagina a una persona de 52 años sedentaria, obesa, con hipertensión y colesterol alto que descubre la diabetes de tipo 2 tras una gran pérdida en la familia. Otra situación: un niño de 8 años que, una semana después de la separación de los padres, ingresa en el hospital con una glucosa de unos 450 mg/dl y se le diagnostica una diabetes de tipo 1.
En ambos casos, es imposible afirmar que la enfermedad fue exclusivamente el resultado de un problema emocional. Esto se debe a que, en el primer caso, el paciente ya tenía muchos factores de riesgo para desarrollar diabetes de tipo 2 (como el sedentarismo y el sobrepeso). En el segundo caso, sabemos que la diabetes de tipo 1 tiene un origen autoinmune y que el sistema inmunitario comienza a atacar las células productoras de insulina del páncreas años antes de su detección mediante exámenes.
Por último, ¿cuántas otras personas no sufren grandes situaciones de estrés y no desarrollan diabetes?
De todos modos, un punto que a menudo se descuida en las personas ya diagnosticadas de diabetes es el impacto del estrés en la enfermedad y el tratamiento. Esto tiene incluso un nombre científico americanizado: diabetes distress.
Es un estado de agotamiento o estrés extremo que experimenta el paciente debido a que tiene que gestionar su diabetes y cuidarse todos los días, las 24 horas, algo que abarca la toma de medicación, la medición de la glucosa, la alimentación correcta, el ejercicio físico, el sueño adecuado, etc., etc.
Esto incluye tomar la medicación, medir la glucosa, comer bien, hacer ejercicio, mantener un sueño adecuado, etc., etc. Todo esto mientras tiene sus actividades laborales y socializa con su familia y comunidad en paralelo. Esta presión psicológica puede ser incluso un factor desencadenante de la aparición de trastornos mentales como la ansiedad, la depresión y los trastornos alimentarios.
De ahí la importancia decisiva de una buena educación diabética: es la clave para que el paciente se conciencie y se adhiera al tratamiento sin caer en la trampa. Y cabe destacar que, en algunas situaciones, sí es necesario el seguimiento psicológico.
Es un error pensar que la angustia de la diabetes sólo trae consecuencias emocionales (¡como si éstas no fueran suficientes!). Estudios recientes demuestran que este estado puede promover alteraciones inflamatorias en la capa de revestimiento de los vasos sanguíneos, favoreciendo las enfermedades cardiovasculares.
Además, las personas en estas circunstancias suelen tener una menor adherencia a la medicación prescrita, así como a una dieta equilibrada y a la práctica de actividad física. Todo ello aumenta el riesgo de problemas y secuelas a largo plazo.
Las investigaciones estiman que el estrés relacionado con el tratamiento de la diabetes afecta alrededor del 45% de las personas, pero sólo el 24% de ellas lo comunica a su equipo sanitario. Esto me hace creer que la angustia de la diabetes tiene que ser investigada activamente durante las consultas. No en vano, el tratamiento dirigido a una persona con diabetes no consiste únicamente en controlar la glucosa, sino en cuidar su cuerpo y su mente.
¿Puede el estrés alterar la glucosa en sangre?
El cuerpo humano entiende el estrés como una señal de alarma urgente. En este momento, el cuerpo se prepara para una fuga inminente.
Sin embargo, no toda señal de peligro puede considerarse una «huida», ya que las situaciones de estrés son cotidianas, como en el trabajo y en el tráfico, por ejemplo.
Al paso de cada situación de peligro, el organismo libera hormonas que tienen la misión de diseminar la glucosa en forma de energía a las células, siendo el combustible perfecto para la inminente «huida».
En los diabéticos o prediabéticos, este combustible no llega a las células, porque además de no tener la insulina adecuada, no se corresponde suficientemente. Pronto, la glucosa circula en peso por la sangre y el resultado son unos niveles elevados de glucosa en sangre.
Por si fuera poco, el cortisol -conocido como la hormona del estrés- influye directamente en el almacenamiento de triglicéridos, que en exceso, altera los receptores de insulina en el organismo, desactivando sus funciones, lo que puede desencadenar un cuadro de diabetes (diabetes emocional).
¿Cómo tener una vida ligera, sin problemas emocionales?
Evite las situaciones de estrés:
Decir «no» suele traer paz y alivio. Evita los acontecimientos o las personas que puedan causarte estrés y alterar tu estado de ánimo.
Duerme bien:
Preste atención a la calidad de su sueño. El insomnio provoca ansiedad y estrés.
Bebe mucha agua:
El estado de ánimo puede verse alterado por la deshidratación.
Practica la meditación:
La meditación es una forma excelente de trabajar el cerebro para disfrutar del presente de forma sana y feliz.
Practicar actividades físicas:
Camina, respira profundamente y estírate. Son tres actividades que afectan positivamente a la mente.
Evite el exceso de cafeína:
La cafeína en exceso aumenta la tensión y el nerviosismo.